«Trufas para el comisario» / Pierre Magnan

“¡Cuando la brújula señala la idea fija, todo es posible!”, razona el comisario Laviolette al explicar ocho crímenes a su circunstancial amante en Banon, un pueblo de la Alta Provenza. Y los polos de la obsesión que fija la aguja del móvil suelen ser el dinero o el sexo, o ambos a la vez.
Con estos presupuestos, Laviolette, trata de desentrañar el “aspecto razonable” bajo el que se oculta el criminal, su “máscara cotidiana”.
A Banon llega enviado discretamente para apoyar a la Gendarmería por la desaparición de cinco jóvenes burgueses que huyen de su hartazgo vital en una comuna okupa y que redimen sus malas conciencias de niños bien entre porros y seudofilosofías orientales.
Laviolette, paciente y sagaz, trata de absorber el ambiente local, aprehender códigos particulares, enemistades seculares, costumbres ancestrales, normas no escritas, convencido de la observación sosegada hallará las respuestas.
Un desconocido autor francés, Pierre Magnan (1922-2012), ha visto editada por primera vez en España una de las obras que le dio fama en el género policial: “Trufas para el comisario”. Magnon dota a su historia de un particular estilo de fina socarronería, con un cierto aroma de realismo mágico y una capacidad extraordinaria de manejar el ritmo narrativo para dejar al lector prendido de la historia sin trapacerías ni recursos fáciles.
En Magnan se percibe un especial respeto por el mundo rural y a quienes lo preservan
“Trufas para el comisario” deja pasaje memorables, en la narración del primer crimen, en el relato de una accidentada noche de inmisericorde nevada, en la resolución de la trama o en la descripción de los personajes de Banon llevada de la mano de Alyre Morelon, propietario de un tesoro: una cerda con un prodigioso olfato trufero con la que mantiene unos tronchares diálogos imaginarios y que será clave en la resolución del caso.
En Magnon se percibe un especial respeto por el mundo rural y a quienes lo preservan y no oculta en su historia un cierto desdén por los urbanistas que acuden al agro a proclamar lecciones morales y vivir por el morro.
«Trufas para el comisario»
Pierre Magnan
Siruela